¿Común a quién?

Seguro que alguna vez habrás sido testigo de algo semejante a lo siguiente: alguien da un dato histórico del tipo «el emperador Augusto vivió entre el 63 antes de Cristo y el 14 después de Cristo» y rápidamente salta otra persona y dice «es mejor hablar de la Era Común» para a continuación lanzarse a una perorata sobre lo malo que es mezclar religión con no sé qué y demás.

Por escrito, la substitución es:

a.C. (por antes de Cristo) → a.e.c. (antes de la era común)

d.C. (por después de Cristo) → e.c. (era común)

Estas sustituciones están incluso reconocidas por el diccionario académico de la lengua española.

También estarían las abreviaturas ANE por antes de nuestra era y NE por nuestra era, pero tienen los mismos problemas que todas las otras abreviaciones, por lo que no me detendré en ellas.

En inglés tienes:

BC (Before Christ)BCE (Before Common Era)

AD (Anno Domini)CE (Common Era)

Ahora bien, en mi opinión aquí estamos tapando un problema con otro aún peor. El tema es más profundo de lo que parece, por lo que vayamos por partes.

Por un lado, está bien, entiendo la idea: en nuestra sociedad estado y religión están (deberían estar) separados, por lo que en principio suena razonable el quitarse de encima el «lenguaje religioso», usando una terminología neutra

Salvo por el (no tan) pequeño problema de que cambiar el nombre a algo no cambia su origen: la historia del calendario que utilizamos en occidente está firmemente asociada a la historia de la religión occidental, por lo que puedes darle el nombre que quieras, no dejará de ser lo que es. Si decimos hoy que estamos en el año 2022 es porque en algún momento una persona decidió que Cristo había nacido en una fecha que él llamó «año 1», y esa determinación del primer año de nuestro calendario no se modifica al cambiarle el nombre a la «era» que el propio calendario define. Insisto, llámalo como quieras, no por eso dejará de hacer referencia a Cristo: incluso si decimos «era común» el origen del calendario gregoriano sigue siendo religioso. Decir que este año es el 2022 habla de la influencia del cristianismo en Europa, independientemente de que digamos d.C. o e.c.

Pero hay otro problema, en mi opinión mucho peor que el anterior, un problema que puede resumirse con las tres palabras que dan título a este artículo: ¿Común a quién?

Los hebreos tienen su propio calendario. Los musulmanes tienen su propio calendario. Los chinos tienen su propio calendario. Cualquier cultura no europea tiene su propio calendario. Y a pesar de eso tenemos gente insistiendo en que hay que definir la «era común» de la humanidad en función de un calendario definido en Europa por la iglesia cristiana.

No sé qué opinas, pero a mí esto no me suena ni muy neutral ni muy escéptico que digamos.

Me podrás preguntar, ¿y entonces qué hacemos? Buena pregunta. Incluso si dejamos de lado la también válida pregunta de ¿pero es esto realmente un problema?, el punto importante es que si queremos encontrar una solución no alcanza con cambiar nombres y siglas, hay que cambiar puntos de referencia.

¿Conoces el canal de YouTube Kurzgesagt – In a Nutshell? Pues estás tardando: es con diferencia uno de los mejores canales de divulgación que existen. Eso sí, está en inglés (y en alemán, pero quedémonos con el inglés). Pues bien, ellos tienen desde hace años una propuesta sumamente interesante, basada en uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos de la historia: Göbekli Tepe.

Luego de escribir este artículo noté que la idea original tiene ya sus años. Consulta este artículo de wikipedia para más datos: Holocene calendar.

Los yacimientos de Göbekli Tepe y Karahan Tepe en la actual Turquía tienen casi (siglo más, siglo menos) 12000 años de antigüedad. Mucho antes de la «sedentarización» de la humanidad y la formación de las primeras ciudades, mucho antes de la cerámica, antes de la domesticación del ganado, por motivos que aún no están claros, nuestros ancestros comenzaron a reunirse en estos sitios y a crear estas fascinantes obras monumentales.

Pero mira la casualidad: ¡12000 años es un número sumamente conveniente! No estaría nada mal el seguir la sugerencia de la gente de Kurzgesagt, tomar nuestro calendario y agregarle un uno delante del año. De esta forma ahora estaríamos en el año 12022 de la Era Humana, ¡una solución sumamente simple y elegante! Además, con este sencillo cambio todos los acontecimientos históricos estarían bien ordenados y nadie se confundiría con la historia clásica, ¡las fechas del nacimiento de Sócrates o incluso la guerra de Troya tendrían sentido inmediatamente, sin incómodos cálculos mentales!

Sé muy bien que este cambio nunca se dará, pero no estaría mal que se diera: la idea de la Era Humana es realmente buena y usándola nos ahorraríamos inútiles discusiones sobre cuál es la sigla a usar o a quién nos referimos realmente al hablar de «nuestra» era. Con la Era Humana, el nosotros incluye a todos.

Anuncio publicitario

3 comentarios en “¿Común a quién?

  1. He sido programador COBOL, aunque ya no mantengo ninguna aplicación en ese lenguaje. Pensando en los compañeros que tuvieron que lidiar con aquel «efecto 2000», te agradezco este nuevo intento de mantenerlos ocupados para cambiar las aplicaciones a un valor de año de 5 dígitos (ironía)

Los comentarios están cerrados.